sábado, 12 de mayo de 2018

¿Te acuerdas de Vladimir Vujovic?



- Nada tiene que ver con aquellos hermanos gemelos Vujovic que marcaron los últimos pasos de la magnífica selección yugoslava. Su apellido es una simple coincidencia, como el que se apellida Jones en Inglaterra o López en España. Lo que sí le une a ellos es la pasión por el fútbol y haber llegado a ser internacional, aunque en este caso fue representando a la "Crna Gora".
Tampoco es que haya sido muy dilatada su experiencia con la selección montenegrina, ya que ni siquiera pasó por las secciones menores y su participación con el equipo absoluto se resume en cuatro paridos.

Lo que sí me parece curioso es su alma aventurera, ya que este mediocampista o defensor ha jugado en países como Kazajistán, Indonesia, Líbano, China y en los Emiratos Árabes Unidos. También se atrevió con la liga rusa y la húngara.

Vladimir Vujovic (владимир вујовиц) nació en la ciudad montenegrina de Budva el 23 de julio de 1982. Se trata de un jugador de gran altura, de casi un metro noventa, ideal para defender en el eje de la zaga o jugar como mediocentro defensivo. Ésta última es la posición en la que más veces ha jugado y la que le llevó a destacar como futbolista.
Defendiendo es muy duro, a veces hasta agresivo. Es un jugador que para dedicar más tiempo a defender tiene bastante gol, y es de los que saben tocar el balón para darle un sentido al sacrificado oficio del defensor.

Todavía estaba inestable la zona balcánica cuando Vujovic daba sus primeras patadas al balón. Ya desde joven entraría a formar parte del FK Mogren, un destacado club de Budva en el que daría el salto profesional a finales de los noventa.

Vlado jugaría en varios clubes serbomontenegrinos antes de cargar el petate y lanzarse a la aventura. Del Mogren pasó al FK Beograd, y de ahí al Petrovac. En 2003 se marchó al Sutjeska Nikšić, con el que sí tendría un papel bastante protagonista al participar en 35 encuentros de liga.
Estuvo jugando en la liga macedonia para el Pobeda Prilep, con el que destacaría de tal manera que conseguiría asistir a sus primeros partidos internacionales con Montenegro. A partir de entonces la vida de Vujovic sería como la de Willy Fog, siempre viajando.

Su primer destino fue Ucrania, donde estuvo jugando para el Tavriya Simferopol, de donde viajaría posteriormente a los Emiratos Árabes Unidos para fichar por el Al-Wahda. Allí tuvo bastante éxito, aunque su estancia no pasaría de un año pues, una vez finalizado el curso, ya estaba haciendo las maletas otra vez.

Tuvo un breve retorno al Mogren de Budva antes de seguir explorando Europa. Tras media temporada en el club de su ciudad, Vujovic se marchó a la liga rusa, donde jugó el resto del curso para el Luch-Energiya.
Al año siguiente se fue en Hungría y se incorporó al Vasas Budapest sin llegar a estabilizarse en el club magiar. Volvió a hacer escala en el Mogren antes de embarcarse en otra aventura exótica. Esta vez tocaba jugar en Kazajistán, para el Vostok Oskemen. Después de otra media campaña decidió marcharse a Líbano y probar suerte en el Al Ahed de Beirut.

La carrera de Vujovic ya parecía más un largo viaje en crucero que la carrera de un deportista. En 2012 voló a China para formar parte del Shenyang Zhongze, de donde retornó a Montenegro para jugar nuevamente para el Petrovac y así pegarse otro largo viaje a Indonesia. En este país acabaría su largo periplo futbolístico tras jugar en el Persib Bandung, donde fue todo un ídolo antes de retirarse oficialmente en 2014.

La carrera de Vlado Vujovic fue un tanto ajetreada, ya que llegó a jugar en diez países diferentes. 

- Y como le gustaba tanto viajar, a Vujovic le salió la posibilidad de jugar con la selección de Montenegro tras la llamada del seleccionador y gran figura internacional de la extinta selección yugoslava Zoran Filipovic.

El 24 de marzo de 2007 tuvo su anhelado debut con la selección de Montenegro en un partido amistoso ante Hungría en el que su equipo ganó por 2-1. Después tendría tres oportunidades más de defender la bandera de la Crna Gora, pero quizás sus continuos viajes le perjudicaron a la hora de seguir contando para los demás seleccionadores.

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