jueves, 26 de abril de 2018

De cerca: Alekséi Berezutski.



- Con el Mundial de Rusia ya cerca, es una pena que este versátil defensor haya decidido dejar la selección rusa en un momento tan importante para su país, y seguramente que para él también. Quizás llegase ese momento en el que un jugador tira de coherencia por no estorbar, pero les aseguro que éste futbolista aún podría hacer bastante.

Le conocemos a él y a su hermano Vasili. Aunque sean casi, casi idénticos, hay un rasgo que permite diferenciarles con facilidad, y es que su hermano tiene la nariz bastante torcida, seguramente de algún accidente sobre los terrenos de juego.
Éste es Alekséi Vladimirovich Berezutski (Алексей Владимирович Березуцкий), quien al igual que su hermano gemelo, nació el 20 de junio de 1982 en la capital rusa de Moscú. Ambos coincidieron en los mismos equipos a lo largo de su carrera, excepto cuando Alekséi quiso probar suerte en el Chernomorets Novorossiysk.

El mítico CSKA de Moscú contó con estos dos hermanos durante más de quince años, aunque el que hoy trato, empezó un poco antes en la entidad moscovita. De su hermano Vasili tocará hablar más adelante.

Sus primeros pasos, obviamente con su hermano, los dio en el Smena-Zenit, donde aprendió las básicas cosas sobre el fútbol, poniendo de su parte ese talento innato que le ayudó a profesionalizarse de forma tempranera.
Lo mejor de este jugador es que es un comodín para la zaga, ya que puede jugar en cualquier lugar de la misma, ocupando los dos lados del eje central o bien como lateral. Lo que más impresiona es su físico, pues hablamos del típico ruso de metro noventa que es todo músculo. Sabe tratar el balón y es valiente en sus acciones, aunque a veces un tanto arriesgado.

Berezutski abandonó el sistema juvenil de Smena para ingresar en las filas del Torpedo-ZIL Moscú. Allí coincidió con otros profesionales además de Vasili, y rápidamente se ganó el derecho a competir en la alta élite del fútbol ruso, a partir de 1999.

Abandonó en solitario el equipo al año siguiente para jugar durante unos meses en el Chernomorets Novorossiysk, y después de escasas apariciones, Alekséi tendría la oportunidad de fichar por el CSKA de Moscú, donde ya se daría más a conocer.
Con esta escuadra no solo logró alcanzar la internacionalidad con la selección rusa, también competiría en los más altos niveles, haciendo auténticos partidazos en la Champions League. pero no debemos olvidarnos de su mayor logro a nivel de clubes.

Esta torre defensiva alcanzó su máximo esplendor cuando se alzó con el título de la Copa de la UEFA en 2005. Berezutski ayudó a que el CSKA ganase remontando un partido complicado ante el Sporting de Portugal, en el que incluso hizo gol.

Otros títulos importantes fueron sus seis Campeonatos de Liga, oros siete de Copa y cinco de la Supercopa de Rusia. Todo esto, unido a sus magníficas acciones con el equipo nacional, le convirtieron en uno de los defensores más queridos del fútbol europeo, por lo que ofertas no faltarían.
Pero Alekséi nunca más se movería del CSKA. Allá sigue haciendo buenos partidos pese a contar con 35 años. Sigue en activo y ya pasa de los cuatrocientos partidos de Liga, pero teniendo en cuenta su retirada internacional, no deberíamos descartar que en poco tiempo decidiese dejar el fútbol en activo. Yo no se lo aconsejaría.

Los gemelos Berezutski durante la celebración de un partido internacional de la selección rusa.

- Comparando un poco a los hermanos Berezutski, Vasili tiene casi el doble de participaciones, pero el bueno de Alekséi también puede presumir de un gran historial con la selección de Rusia, ya que a lo largo de casi trece años jugando como internacional, ha jugado 58 partidos desde que debutó en febrero de 2003.

Nunca marcó goles para el equipo ruso, ni siquiera con las categorías menores. Fue convocado para participar en la Eurocopa de Polonia-Ucrania 2012, pero finalmente no pudo asistir al torneo. Se dice que el ex-seleccionador Guus Hiddink, para diferenciar a los hermanos durante un partido, tuvo que darle el brazalete de capitán a Alekséi, y es que el fútbol a veces nos tare estas simpáticas anécdotas.

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